Costaleros y Costaleras

Costaleros

El encargado de formar la cuadrilla y verdadero impulsor de la misma, fue el Vice-presidente D. José Antonio Ruiz Luque que se convertiría en el futuro capataz. José Antonio buscó entre amistades y compañeros de trabajo y después de llamar a un buen número logró convocar a 24 muchachos.

Aquellos veinticuatro muchachos entre los que se encontraba el costalero más joven de Andalucía, Manuel Jesús, no sólo llevaron con gracia inusual (para ser la primera vez) la Imagen de Jesús Cautivo, sino que ejercieron de perfectos cicerones. Le enseñaron a nuestro Titular en su primer discurrir por nuestras calles las grandezas y miserias de nuestro pueblo, sus inquietudes, sus deseos y lo pasearon entre su gente a pasito lento y cercano para que pudiera cautivarlos con aquella mirada profunda e intima.

En octubre de 1993 vio la luz un proyecto que ilusionó mucho a la hermandad por lo que podía representar en la dinamización de la vida de la misma, fue la creación de la «Asociación de Costaleros y Costaleras, Eduardo Ruiz Ruiz», donde tendrán cabida los que fueron, son y serán costaleros de nuestros pasos.

Historia de una Trabajadera

Por Sergio Olmo Olmo
Capataz del paso de Jesús Cautivo (del libro del XXV Aniversario)

Todavía recuerdo aquel DIA del año 89. Era el DIA del último ensayo antes de Semana Santa. El paso calzado para los últimos ajustes en la talla de los costaleros, y alegría, mucha alegría ante ese sentimiento de que ya ha llegado el momento. Y entre tanto revuelo me encontraba yo, un niño de 14 años que aspiraba a ser costalero. Ese fue mi primer contacto con un grupo de costaleros, que a la postre, se tornó definitivo, ya que aquel fue mi primer DIA con esa cuadrilla y hoy, en el año 2005 aún sigo formando parte de ella.

Como he dicho, la cuadrilla se forma en el año 1988, con el impulso y la ilusión de nuestro presidente y fundador Eduardo Ruiz, pero a través del que sería capataz José Antonio Ruiz, que pone todo de su parte para buscar en Alcaudete a 24 hombres capaces de realizar tan ardua e importante tarea para nuestra Cofradía. Debido a su trabajo, gran parte de los primeros costaleros proceden de la empresa Alvic, unidos a un puñado de estudiantes y a algunos amigos y cofrades.

Aquel primer año fue tremendamente importante, porque todo era nuevo. Los costaleros, la mayoría novatos en esta labor; el trono, preciosa obra tallada en madera, que dado su peso, sembraba las dudas en muchos de los costaleros, y sobre todo la novedad del recorrido y su larga distancia. Pero gracias a «SU MANO», aquella primera cuadrilla pasó el trance con gran dignidad y alegría, y sólo hubo de lamentarse la baja de uno de los jóvenes estudiantes, que dado el tremendo esfuerzo hubo de abandonar para ceder su paso a otro anónimo costalero.

Los años pasaron, y llegó mi oportunidad. Corría el año 1991, y el grupo que no había sufrido muchas modificaciones, se había convertido un una cuadrilla veterana. Ellos, y yo con ellos, nos sentíamos costaleros; costaleros de «su Cristo», de Ntro. Padre Jesús Cautivo. Y digo veterana, porque se podía reconocer la sabiduría adquirida en la trabajadera. Todos a una, dosificando la energía en los esfuerzos, y guardando, guardando sobre todo para el final, que es donde más se necesita. Y los novatos, íbamos adquiriendo esta esencia del saber hacer debajo de un paso.

El tiempo siguió pasando y la cuadrilla maduraba, pero el grupo no llegaba a ser una verdadera Hermandad, esa Hermandad que deseaba Eduardo para todos los miembros de la cofradía. Así que varios costaleros sugirieron la idea de crear una asociación de costaleros que uniera a todos los costaleros los 365 días del año y no solo esos maravillosos días cuaresmales. La idea dio sus frutos pronto vió la luz la Asociación de costaleros Eduardo Ruiz Ruiz, nombre que recibe como todos sabemos en honor de nuestro primer presidente y fundador.

La asociación empieza a caminar, pero desgraciadamente no cumple los objetivos para los que fue creada, ya que los hermanos costaleros por diferentes motivos no se implican y el empuje inicial se diluye en el tiempo. No obstante, algunos de los que iniciamos este proyecto, no hemos olvidado la idea de hacer fuerte esa asociación, y convertirla en un verdadero punto de referencia para todos los cofrades.

En los años siguientes, el cuerpo de costaleros vivió una época un tanto convulsa y muchos de los costaleros iniciales, por diversos motivos, decidieron dar paso a nuevas generaciones de hombres y muchachos decididos a formar parte de esta especial raza de hombres que se mete debajo de un paso para poder expresar de forma callada y magnifica su amor por Cristo.

Estos nuevos costaleros, relanzan la idea de Hermandad, y con el devenir de los años se ha ido formando un grupo de amigos. Amigos de casi esos 365 días que proponía anteriormente. Van quedando atrás esos problemas del pasado y se forma una cuadrilla realmente estable. Estable porque todos los años se producen sólo un par de bajas, y normalmente por motivos achacables a la edad de estos costaleros que abandonan; porque los años pesan. Otros lo dejan por motivos de salud, y han sido muy pocos los que se han ido por sentirse defraudados en algún sentido. Es digno de mencionar por otro lado, a esos hombres que han permanecido dando su esfuerzo, su sudor, y en algún caso parte de su vida por esta cuadrilla ininterrumpidamente.

El Grupo de Costaleros de Ntro. Padre Jesús Cautivo

Por José Muñoz Quintero
Secretario de la Hermandad y Costalero de Nuestro Padre Jesús Cautivo (del libro del XXV Aniversario)

Queridos cofrades y amigos:

En el año 1988 se formó el grupo de costaleros de Nuestro Padre Jesús Cautivo. Se formó un grupo humano lleno de ilusión para poder llevar ese mismo año a hombros a Nuestro Padre Jesús Cautivo. Los ensayos se hacían en el parque. Un terreno llano y amplio donde poder forjar paso a paso el buen hacer costalero. Múltiples noches de ensayo, compañerismo y esfuerzo cargadas de recuerdo y anécdotas. Recordar que de aquel grupo de costaleros hoy día continúan siendo muchos de ellos costaleros de Nuestro Padre Jesús Cautivo, por lo que podemos hablar de un grupo consolidado.

Durante algunos años más, se estuvo ensayando en el mismo lugar. Se fraguó el cuerpo de costaleros y se realizaron los primeros desfiles penitenciales llevando a hombros a nuestra Querida Imagen. Posteriormente y tras la adquisición del local de nuestra Hermandad, los ensayos se trasladaron a la cuna y lugar de nacimiento de nuestra Cofradía. Cargados de ilusión se ensaya por las calles, Puerta del Sol, Alta, Magdalena, Baja, Los Hoyos, Cuesta del Cerro, Matadero, Las Postas, Jesús, etc. El grupo de costaleros encuentra en estas calles más dificultades, subidas, bajadas, pasos estrechos, giros, «tráfico». Se respira y se vive un entorno especial, mucha actividad de costaleros, costaleras, la agrupación musical en torno a las calles que se han citado y que sin duda nos indican que se acerca nuestro «día grande».

Todos tendréis en vuestra memoria gratos y buenos recuerdos como costaleros. ¡Hay multitud de anécdotas y de vivencias que se han compartido!. Sin duda hay algo especial que une al costalero con su grupo. Las vivencias y experiencias «únicas” que se han vivido entre todos, y que cada uno lleva en su memoria y dentro de su corazón.

A pesar de ello también este cuerpo de costaleros ha pasado por varios momentos difíciles, como el cambio de la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, algo que costó asumir por el gran valor sentimental que representaba para todos la imagen. También a veces han existido dificultades en los ensayos, pero siempre se han superado estas situaciones, gracias a la unión y esfuerzo de todos los hermanos costaleros.

Esfuerzos que nos llevan al Jueves Santo. En él, el costalero vive y tiene ese momento íntimo con el Cristo, consigo mismo y con su grupo de costaleros, tan personal. Es momento de penitencia, sacrificio y oración. Es algo que forma parte de los valores y sentimientos de cada uno de los costaleros y que es sin duda tan esperado; me refiero al hecho de poder llevar sobre los hombros a Nuestro Padre Jesús Cautivo. Es para un costalero todo un honor y un orgullo, una alegría que sin duda hace que el cansancio se haga llevadero por todos.

Actualmente todos los costaleros se rigen por la Asociación de Costaleros Eduardo Ruiz Ruiz. Esta asociación intenta canalizar y regir toda la actividad costalera en nuestra Cofradía. Establece a través de una serie de artículos las diferentes normas y principios por los que se articula dicha actividad y es de obligado cumplimiento para todos los costaleros. Desde estas líneas quiero animaros a todos para que seamos capaces de potenciar la Asociación de Costaleros para llenar de ideas y proyectos nuestras vivencias como cristianos, cofrades y costaleros a lo largo del año. Es un impulso que sin duda merece nuestra Asociación.

Actualmente podemos decir del grupo de costaleros, que ha ido renovándose. Pero cuenta con un gran grupo, como se cito al principio, de costaleros que están desde los primeros años y que aportan a los demás su experiencia, buen hacer y madurez. Todos con la misma ilusión que el primer día van escribiendo páginas de historia en nuestra Cofradía.

También es necesario recordar a todos aquellos que han sido costaleros. Gracias a ellos se ha podido llegar hasta nuestros días. Todavía muchos de ellos aportan su granito de arena para que nuestra Cofradía siga adelante. Y como no, especialmente, a aquellos que ya no pueden salir por diferentes motivos y que les gustaría seguir llevando sobre sus hombros a Nuestro Padre Jesús Cautivo. Pero sé, que en su corazón siguen siendo costaleros, pues serlo, es algo que se lleva dentro. A los actuales animarles para que con su trabajo se consigan grandes metas dentro del grupo.

Por último, compañeros y amigos, desear que celebremos todos juntos nuestro XXV Aniversario y que en el próximo desfile penitencial sintamos el alivio y la satisfacción de poder llevar sobre nuestros hombros a Nuestro Cristo. Que nuestro cuerpo y nuestro corazón se estremezcan al oír la voz del capataz decir:

“¡A esta es… Al cielo con Él!
Queridos hermanos costaleros:
¡Viva Nuestro Padre Jesús Cautivo!»

Costaleras

Al acercarse la Cuaresma de 1991 se podía ver un grupo de 24 mujeres llevando por vez primera en la historia de este pueblo un paso sobre sus hombros. Nadie podía evitar que volvieran algunos agoreros a dudar del resultado, los hay que no escarmientan, pero lo importante era que aquellas 24 valientes hermanas costaleras eran no albergaban la más mínima duda sobre el éxito de su misión. Es conveniente recordar que si todo salió tan bien o mejor de lo previsto, no fue por casualidad, sino debido a un trabajo duro que cada una de las 24 integrantes realizó durante la gran cantidad de ensayos que se hicieron, donde pusieron el mayor de los empeños. Como anécdota hay que resaltar que una vez constituida la cuadrilla de costaleras se tuvieron que realizar los primeros ensayos con el paso del Cautivo por no estar todavía preparado el de la Virgen.

Así llegó aquel 31 de marzo de 1991 donde 24 mujeres alcaudetenses escribieron con letras de oro una página de la historia cofrade de este pueblo. Desde los primeros momentos en la puerta del Jesús hasta el momento final del «ahí quedó” no hubo ninguna duda de la capacidad de aquellas mujeres, pues no se limitaron a portar por las calles de Alcaudete, sino que lo hicieron de forma primorosa, como sólo una hija es capaz de hacer con su madre. Aquellas 24 mujeres que protagonizaron la singular gesta el 31 de marzo de 1991 fueron por orden alfabético:

Fuensanta Alcalá Valencia
Mª Trinidad Aranda Avalos
Fuensanta Ariza Alvarez
Cristobalina Ballesteros Jiménez
Mª Lourdes Caño Caño
Adela María Carrillo Diaz
Mª. Consuelo Comas Peláez
Ana García León
Inmaculada González Ortiz
Mª Dolores Izquierdo Gallardo
Ana María Jiménez López
Esperanza Marín Águilar
Encarnación Mesa Tejero
Mª Fuensanta Mesa Tejero
Pilar Pedrosa Caballero
Antonia Pérez Ceballos
Ana María Ramírez Palomar
Mª Paz Ramírez Palomar
Mª Fuensanta Ríos Cano
Mónica Ríos Cano
Cándida Sánchez Aguilera
Ana María Tapiador García
Mª Carmen Tapiador Torres
Mª Lourdes Villén Estévez

Todas ellas actuaron a las órdenes del capataz y Vicepresidente la Hermandad D. José Antonio Ruiz Luque. Se daba la circunstancia que José Antonio Ruiz había sido los tres años anteriores el capataz del paso de Jesús Cautivo, al que tuvo que dejar para pasar a llevar el paso de la Virgen

Historia y vivencias de la cuadrilla de Costaleras de Sta. Mª del Mayor Dolor y de las Nieves

Por Mª Lourdes Villén Estévez
(Del libro del XXV Aniversario)

Fue en el año 1991, cuando un grupo de mujeres se reúnen y abandonando la antigua canasta a ruedas en la que procesionaba Santa María del Mayor Dolor y de las Nieves, cargan sobre sus hombros las trabajaderas del nuevo paso dispuestas a realizar la estación de penitencia en el convencimiento de que nadie mejor que ellas para portar a María por las calles de Alcaudete, nadie mejor que una hija para consolar el dolor de una Madre.

La idea que venía forjándose hacía tiempo en el interior de nuestro fundador D. Eduardo Ruiz Ruiz y de muchos de nosotros, tomó bríos en 1988 cuando se procesionó por vez primera el paso de Jesús Cautivo a hombros de sus costaleros. Al ver su andar majestuoso pensé que Nuestra Señora no podía seguir procesionando tras su Hijo empujada por penitentes, y empezó la inquietud por formar lo antes posible una cuadrilla de mujeres para llevar el paso de María de las Nieves.

Cuando esta idea salió a la luz, sus defensores no gozamos de mucha credibilidad. Recuerdo que muchos nos trataron de locos. Mi empeño me llevó a entablar discusiones con bastante gente, de forma apasionada, y a pesar de mi fuerte convicción en el proyecto, no podía evitar que algunos comentarios sembraran en mi cierta incertidumbre «sois unos locos, las mujeres no podrán llevarla, no llegarán a la plaza…

El primer año tras tener completa la cuadrilla, carecíamos de paso para poder ensayar, el problema se resolvió pronto, echándole más corazón que fuerza iniciamos nuestros ensayos con el paso del Cautivo. Era tal nuestra ilusión y empeño que no nos aminoraba ni el peso, ni el frío, ni los comentarios que escuchábamos en las esquinas cuando con cara incrédula nos miraban y decían:

«Se han vuelto locas ellas y los que las están animando»

Todos estos comentarios, realizados incluso por costaleros de otras Hermandades, sólo hicieron picarnos hasta tal extremo que todo ensayo nos parecía poco y nos volvimos muy exigentes con nosotras mismas.

Nuestra primera salida penitencial es un día inolvidable para las que tuvimos el privilegio de compartirlo con nuestra Madre, noche maravillosa que nos envolvió en un sueño del que no queríamos despertar y que sin dar crédito, antes de lo que hubiésemos querido estábamos de vuelta en la Glorieta del Convento de Jesús y María, el cielo estrellado se nubló de lágrimas que invadieron nuestros ojos, lagrimas de gozo y de satisfacción, que hacían imperceptible el agotamiento producto del esfuerzo realizado, y es que el Amor de María nos había empapado el alma.

Más tarde se nos presentó otro escollo a solucionar, la Junta de Gobierno de la Hermandad nos expuso la intención de adquirir un palio para el paso de Nuestra Señora de las Nieves, lo cual nos llenó de ilusión , pero ello llevaba implícito que la salida del templo habría de ser de rodillas, la decisión por nuestra parte fue unánime y tajante «ADELANTE», y así en el año 1995, enmarcada por el arco de piedra del Jesús hacia su primera salida de rodillas el paso de la Virgen de las Nieves, con justa presteza y cuidado, atentas a la voz del capataz para que las varas del palio sortearan la arcada sin rozarla siquiera. Ya nadie pudo dudar de nuestra capacidad y sacrificio firmemente cimentados en la devoción, y tras los años transcurridos hemos demostrado que nuestro amor ha sido tan grande que nos ha hecho fuertes, podría decir sin temor a equivocarme, que nuestros músculos y fuerzas nos las ha dado el amor.

Hace unos años colgué la faja, e intenté vivir ajena a la cuadrilla de costaleras, pero fué imposible, no pude evitar acercarme a contemplar los ensayos de mis compañeras, sintiéndome embargada por la añoranza. Ahora he decidido volver. Quiero volver a sentir sobre mis hombros a mi Señora, volver a sentir esa complicidad entre ella y yo, como Madre e hija, volver a experimentar esa mezcolanza entre la realidad y el sueño, volver a ser una privilegiada al poder estar tan cerca y tan llena de su amor, volver a abrirle mi corazón. Volver a encontrarme con mis compañeras, respirar la complicidad mutua y contemplar ese brillo especial en los ojos. Hay que fajarse y de ahí, a la oración, de la que cada año se encarga una costalera diferente, es un momento íntimo, personal, intenso y devocional que a la vez es compartido por todas, el silencio se extiende como un velo…

«las costaleras están rezando»

Es la última vez que se piden fuerzas a María de las Nieves en voz alta, pues ya estamos prestas para la hora de la penitencia.

Concluida la oración, una sensación de ansiedad gozosa me embarga al levantar los faldones para ubicarme bajo las trabajaderas de mi paso y disponerme por unos instantes a recorrer junto a mi Madre la senda del amor, hecha dolor y pasión.

Empezamos a andar y tan solo somos corazones que laten a un mismo son, todos movidos por una sola voluntad, la de acompañar y mitigar el dolor de nuestra Madre. Por los respiraderos podemos ver a la gente con su mirada fija en María, santiguándose a su paso, dedicándole una oración y emocionándose, y sentimos clavarse una espina en nuestro corazón…

¡Ellos La están viendo, yo no la podré contemplar hasta el final de la noche!

Durante la procesión son muchas las ocasiones en que sumida en el silencio, te embarga una paz interior que favorece la meditación, uno se vuelve hacia adentro; entras en ti misma y rememoras el último año, y te das cuenta que Jesús y María te ayudan a descubrirte, este es el milagro que conduce a la costalera a repetir experiencia, volver de nuevo al mundo de la paz que se respira dentro de un paso. Y sobre todo a valorar y cuantificar el tremendo sacrificio que significó la Pasión y Muerte de Jesús, los dolores que su Madre padeció contemplando el escarnio al que fue sometido su Hijo, y todo para redimir nuestras faltas.

Durante la estación de penitencia también llegan momentos de flaqueza, cuando me encuentro en esta situación suelo rezar la Salve, oración que dedico a diario a mi Señora. En el transcurrir de la noche, en el devenir de chicotás y levantás, el dolor de la Madre se intensifica, pues cada vez está más próximo el trágico desenlace de Jesús, y yo te pregunto Madre, ¿Qué podemos hacer nosotras tus costaleras, dentro de la Iglesia, por este mundo angustiado, donde Oriente y Occidente se desencuentran en nombre de Dios? Pero Madre, tampoco se entienden el Sur y el Norte, ni las naciones dentro de ellas mismas, ni se entienden los hermanos. ¿Dios no implica paz y amor? ¿No será Madre éste el mayor síntoma de rechazo a Dios?. Permite que nosotras tus hijas sepamos hacer la paz con nuestros hermanos y podamos volver a ti con nuestra ofrenda de amor.

Volvemos a nuestro templo y se escucha ¡AHÍ QUEDÓ!, la voz del capataz muy a tu pesar te devuelve al mundo real. Se levantan los faldones, y comienza a derramarse un rosario de perlas blancas, que se funden en un abrazo fraternal consigo mismas y con su capataz, Madre, somos tus costaleras que venimos imbuidas de una paz de espíritu difícil de explicar y hasta de recordar.

Ya solo te queda contar en la madrugada cómo la meciste y cuánto sufriste al encerrarla.

Al final todo se acaba, se cierran las puertas y las velas se apagan, pero la llama del amor de Maria y Jesús, nos la llevamos nosotras en nuestros corazones.

Como tallos florecidos,
Bajo unas andas de primavera,
Van dejando su savia
Las costaleras agradecidas,
Porque después de todo han comprobado,
Que no se goza bien de lo gozado,
Sino después de haberlo padecido.

Lourdes Villén Estévez

Alcaudete (Jaén)

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